Mensajes cifrados

            por María Argel Guerra



Tengo el recuerdo
de una ruta pueril
polvorienta
con reverso de oro

Los hierbajos
y las personas
de la orilla
    percudidos
Las familias en moto
escondidas en pañolones blancos
    percudidos

Sus reversos eran de oro

Los refrescos
en esa ruta
estaban siempre calientes
y la cara del loro
en los paquetes de yupis
se había velado
por el olvido


Quizá el reverso de la puerilidad
en esas rutas
era siempre de oro
quizá había manchas
que transcurrían perfectas
por encima de aquella ruta
    familiar y semanal
superpuestas
a cualquier curvatura
o bache
manchas inmaculadas
por sobre las manos
de mi madre
que iba en el asiento
delantero
pelando naranjas
para su desayuno
por sobre el estuche de los cds
y de las canciones allí
grabadas
    villancicos vallenatos
manchas de oro paralelo
transversales
al sueño
al calor
a la rasquiña en el cuello
a los residuos de yupis en la comisura de mis labios

Oro omnipresente:
cuando llegábamos al patio
de la casa de mi abuela
estaba en el balón
de cuero

Se manifestaba
como una pequeña
hemorragia de metal
como un ojo
dorado
pupila contenida
sobre pellejo
    nos veía jugar

El fusilado era nuestro juego favorito:
sobre la tierra
escribíamos nuestros nombres
y llevábamos la puntuación

Jugábamos descalzos

la circunferencia de oro
era tan intacta
sobre el balón
que parecía más bien
un haz de luz que venía del cielo
incapaz de percudirse
    como nuestras pantorrillas

lo pateábamos
nos golpeábamos con él
lo lanzábamos al cielo
caía en charcos si había llovido
El oro ileso
magnífico
no tenía nada que ver
con lo que estaba pasando
y sin embargo
estaba ahí
oro
todo entrañas de oro

Si hubiéramos abierto el balón
todo el tuétano
dorado
nos habría espantado
    oro

nos llamaban a almorzar

el balón en medio del patio
quedaba mirando al sol
oro caliente
hacíamos la siesta
nos olvidábamos
un rato
    oro

Quizá había trazos paralelos
de oro
en aquellos viajes
dominicales
quizá no lo veía
pues se escondía al reverso
en la parte oculta de la hierba
en la que miraba de frente a la sombra
quizá
era muy ingenua
yo
oro
y la refulgencia
era más bella
que cualquier otra cosa



Este poema está basado en Encrypted Messages, de Darío Escobar, expuesta en Almine Rech New York, del 9 de marzo al 22 de abril 2023.
Encrypted Messages

            translated by Enrique Aureng Silva



I have memories
of a puerile, dusty
road
with a gold back

The weeds
and the people
on the roadside
    soiled
Families on motorcycles
hidden under big white shawls
    soiled

Their backs were gold

Sodas
on that road
were always warm
and the parrot’s face
on yupis wrappers
faded away
due to oblivion


Perhaps the back of childhood
on those roads
was always gold
perhaps there were stains
flawlessly flowing
over that weekly
    and familiar road
overlapping
any curve
or pothole
immaculate stains
above
my mother’s hands
who used to sit
upfront
peeling oranges
for breakfast
above the cd wallet case
and the songs
recorded there
    christmas carols vallenatos
parallel gold stains
perpendicular
to sleep
to heat
to the neck itch
to the yupis remnants on the corners of my mouth

Omnipresent gold:
when we arrived at the patio
inside my grandmother’s house
it was on the leather
soccer ball

It showed itself
as a small
metallic bleed
like a golden
eye
contained pupil
over skin
    watching us play

The executed was our favorite game:
on the dirt
we wrote our names
and kept score

Barefoot we played

the gold ring
on the ball
remained so bright
it resembled more
a beam of light
unable to be soiled
    unlike our calves

we kicked it
struck each other with it
threw it up into the sky
watched it plummet into puddles when it rained
The gold intact
magnificent
nothing to do
with what was happening
and yet
it was there
gold
its guts all gold

If we had opened the ball
its golden
core
would've scared us
    gold

they called us for lunch

in the middle of the patio
the ball gazed at the sun
scorching gold
we napped
forgot
for a moment
    gold

Perhaps there were parallel
traces of gold
on those
Sunday rides
perhaps I didn’t see it
hidden in the back
in the secret part of grass
looking at the shadow in the eye
perhaps
very naive
I was
gold
and nothing
was more splendid
than the brightness



This poem is based on Encrypted Messages, by Darío Escobar, exhibited at Almine Rech New York, March 9-April 22, 2023.